Jardines de Colón / El corazón verde
La Plaza de Colón tiene
en los jardines del antiguo Campo de la Merced, remodelados en 1994, un corazón verde donde buscar refugio
frente al tráfico circundante, la prisa, el desasosiego. Una isla de vegetación
rodeada por un anillo de edificios de siete plantas que la ahogan; este
perímetro renovador ha respetado, menos mal, la torre bajomedieval de la
Malmuerta y la fachada barroca del antiguo convento mercedario, cuya noble
arquitectura se transparenta por entre la arboleda. No debe extrañar el porte
de los árboles que aquí elevan sus copas hasta sobrepasar los edificios del
entorno, pues están fertilizados por las cenizas de patricios romanos que hace
dos milenios encontraron el reposo eterno en el cementerio que hubo en el
lugar, como aún testimonia el topónimo de la cercana Puerta de Osario.
Pero el
semblante que hoy ofrecen los jardines no es de muerte sino de vida; palpita la
vida bajo la arboleda, que cobija amorosamente los juegos de niños, la tertulia
doméstica de las madres vigilantes, la taciturna reunión de jubilados, el
diálogo sin palabras de los amantes, los perros cautivos y las palomas libres,
que se desplazan en un blanco barullo hacia la mano que les brinda alimento...
Dos ritmos bien distintos tiene la vida que transcurre en los jardines: el
sosiego de quienes están, y se sumergen complacidos en la envolvente compañía
de la vegetación, y el andar apresurado de quienes pasan, ajenos a un espacio
privilegiado que desprecian sin dejarse seducir, mero atajo en su trayecto
cotidiano.
El centro
geométrico de este corazón verde lo constituye la fuente, que, como los propios
jardines, tuvo un parto lentísimo y laborioso; emprendió ambos proyectos en 1835 un efímero alcalde, el Conde de Torres
Cabrera, pero no cuajaron. Los jardines actuales responden a un proyecto de 1905, mientras que la fuente se construyó en los
años veinte. Es una obra de aliento neorromántico, realizada en hormigón por el
escultor Rafael
del Rosal, según proyecto del reputado arquitecto Carlos Sáenz de
Santamaría. Sobre el centro del gran pilón circular, anillado por
tuyas, surge el pilar central, sobrecargado de veneras y peces de leyenda,
sobre el que se encaraman dos tazas decrecientes rematadas por el penacho de un
copioso surtidor, que al caer se desmaya en guedejas de agua.
Una docena
de bancos de fundición pespuntean el perímetro de la circular explanada –su
forma recuerda la de la plaza de toros que hasta 1831 hubo en el lugar– e invitan a contemplar el
grato espectáculo. El rumor del agua, el zureo de las palomas y las risas infantiles
levantan una bucólica barrera acústica que amortigua el molesto ruido del
tráfico, incesante más allá de las verjas de dorados remates, que proporcionan
a los jardines un toque palaciego. Los ocho paseos radiales conectados con las
entradas confluyen en el círculo central, todo pavimentado de rojizos
adoquines, que, aunque proporcionan más pulcritud, añoran el albero de antaño.
A la vera de la fuente dibuja su exótica silueta oriental el somnoliento
morabito, hoy transformado en modesta mezquita y sede de la Asociación de
Musulmanes. En el contiguo parque infantil juegan los niños, ajenos a cualquier
tentación de xenofobia.
Hay que
recurrir a Lola Salinas y a Manuel de César para que, a través de su libro Parques y jardines cordobeses, nos guíen por la
botánica del recinto, “de los más cuidados y bellos entre los cordobeses”, que
anotan entre su arboleda robustos plátanos de sombra, palmeras datileras y
canarias, melias o árboles del paraíso, naranjos, recios pinos, esbeltas
casuarinas, moreras, tres cedros del Himalaya y álamos blancos, así como
ejemplares únicos, como la acacia de tres espinas, el brachichiton, la mimosa,
el perfumado mandarino y los cipreses grises. Sin contar las arbustivas plantas
que crecen en los parterres, ahora alfombrados de césped, en los que se agrupan
macizos de cañas y de agapantos, que al final de la primavera mecen sus
violáceas flores sobre esbeltos tallos cimbreantes.
Textos: Francisco Solano Márquez
Diario CÓRDOBA
Córdoba, 2003
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