Jardín de los Poetas / Muralla y agua
En terrenos
de la antigua huerta de los Trinitarios el Ayuntamiento creó un bello jardín de
cuidado diseño, que el tiempo va hermoseando a medida que crece su variada
arboleda. El ameno recinto discurre a lo largo de la muralla almorávide del
Marrubial, que lo limita por el nordeste, mientras que en la vertiente opuesta
se alinean las casitas de un reciente barrio que dedica sus calles a populares
piconeros cordobeses. Bautizado con el sugerente nombre de Jardín de los Poetas,
fue diseñado por el arquitecto municipal Juan Serrano Muñoz,
que, tomando el agua como eje, conjugó el jardín tradicional con el parque
moderno.
La muralla
de tapial construida por los almorávides en el siglo XII para defender esta zona de la Ajerquía constituye un elemento monumental que
proporciona solera histórica a este jardín reciente. A lo largo de la Ronda del Marrubial
se extiende la cerca, de unos 380 metros, casi la mitad coincidentes con el
jardín. Los estudiosos han anotado que tiene seis metros de altura por 2’45 de
espesor, y está flanqueada exteriormente por catorce torres cuadradas y
macizas, hasta hace pocos años ocultas parcialmente por la yedra.
La mejor
perspectiva de conjunto la regala el jardín desde su extremo occidental, donde
se extiende una plataforma rectangular pavimentada de morrillo, recorrida
perimetralmente por un poyo con balaustrada azul. Bajo las desmayadas copas de
falsos pimenteros dos surtidores dibujan sendos arcos de agua sobre un estanque
circular. Esta elevada tribuna permite una buena contemplación del jardín, cuyo
eje central protagoniza el agua, a través de estanques y atarjeas. Así, la
sobrante del estanque circular salva el desnivel precipitándose con ímpetu
sobre un pilar adosado al muro, y una atarjea la canaliza hasta un alargado
estanque, amenizado por la sucesión de ocho surtidores cantarinos. Luego la
atarjea reanuda su trazado, se bifurca en cruz a la altura de una explanada y
desemboca finalmente en otro estanque semicircular, en el que otros cuatro
surtidores elevan sus penachos de espuma.
Este eje
acuático va enhebrando a su paso, de forma simétrica, árboles, arriates,
pérgolas y bancos. Así, dobles hileras de homogéneos naranjos escoltan el
estanque alargado, mientras que donde la atarjea se bifurca en cruz se forma
una plaza cuyos ángulos marcan blancas pérgolas de ladrillo, en las que se
enredan plantas trepadoras. Se repiten las estilizadas pérgolas, ahora de
ladrillo visto, desplegándose tras el estanque semicircular y cerrando así el
paisaje ajardinado.
Si el
viajero se sitúa nuevamente en la plataforma inicial, reparará que a la derecha
surge un jardín de aspecto más clásico, con parterres de aligustre, floridos
arbustos y arboleda de variada especie –entre la que destaca la majestad de
unos cedros del Himalaya–, organizada alrededor de una fuente de taza circular
y pilar mixtilíneo de ladrillo. Aprovechando el gran lienzo blanco que deja el
testero de unas casas, el artista cordobés José Duarte pintó un gran mural, que
conjuga –arquitectura, plantas y figuras–, como si fuera un espejo del lúdico
entorno. El arte se acerca al pueblo. Con esta participación del arquitecto
Juan Serrano y del pintor José Duarte, el Jardín de los Poetas es un
espacio público con reminiscencias del innovador Equipo 57, considerado la aportación artística
cordobesa más importante del siglo XX después de Julio Romero.
Un verdadero lujo.
Tras el
mural colosal, se van abriendo las ordenadas calles de este conjunto
residencial creado en las Costanillas, que ostentan nombres de piconeros:
Domingo Baños Domingón, Josefa Alonso Prieto la Vinagra, Francisco Jiménez
Curreles, María Fernández Carmona Mariquita y, ya en la vertiente frontal,
Manuel Soto Tinte, Rafael Pérez León Cuatro Reales y Alfonso Prieto el Chiqui.
El rumor de
los surtidores, el canto de los pájaros y la propia muralla, aíslan del
persistente ruido del tráfico exterior; y desde fuera nadie sospecha el
acogedor oasis que se extiende a intramuros. Entre la arboleda despuntan jóvenes
cipreses; algunos de ellos, próximos a la muralla almorávide, parecen dialogar
con las copas de los árboles exteriores.
Textos: Francisco Solano Márquez
Diario CÓRDOBA
Córdoba, 2003
Por favor, dónde están estos bellos rincones en Córdoba?
ResponderEliminarDetrás de la Muralla del Marrubial
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