Calle Claudio Marcelo / De Roma al modernismo
La calle
dedicada al cónsul Claudio Marcelo,
considerado el fundador de Corduba, señala el camino del templo romano y despliega
media docena de interesantes edificios modernistas, que constituyen un buen
muestrario arquitectónico de la época y proporcionan distinción a esta céntrica
vía, abierta entre 1877 y 1909, que marcó el desplazamiento del
centro comercial desde la Corredera
hacia el noroeste.
Partiendo de
las Tendilla,
encontramos primero la preciosa linterna barroca de la capilla de la
Asunción, de renovados colores, que se asoma por encima de los
tejados del instituto Góngora.
Luego viene la sucesión de edificios modernistas erigidos en la segunda década
del siglo, que se aprecian mejor desde la acera opuesta; lo aconsejable es
contemplar las casas de los pares desde la acera de los impares, en el trayecto
de bajada, y luego las de los impares desde la acera de los pares, en el
trayecto de subida.
Tras pasar
de largo ante el Rojillo, edificio cuya desproporción rompe todo sentido de la
mesura, hay que contemplar atentamente las fachadas de las casas números 8 y 4,
proyectadas por el arquitecto Adolfo Castiñeyra
entre 1910 y 1912, que aunque ofrecen hoy desiguales
grados de conservación, mantienen la decadente belleza de sus yeserías
vegetales decorando huecos y cornisas. En la citada casa número 4 –de claridad
blanca y rosa tras su afortunada rehabilitación– transcurrió la niñez y
adolescencia del escritor Antonio Gala, que ha dejado testimonio en
sus libros de aquellos recuerdos.
Se asoman a Claudio Marcelo
las fachadas laterales de dos casas que abren sus puertas bajo los números 6 y
11 de la antigua calle Real, hoy María Cristina,
que reclaman una adecuada restauración, por favor; especialmente bella es la
segunda, con relieves femeninos en las jambas de los balcones, inspirados en
las cariátides griegas, y frontones partidos decorados con medallones y
tenantes. Hay que alzar la vista y recrearse en los detalles.
Al final de
la acera sorprenden las estriadas columnas del Templo Romano, coronadas por colosales
capiteles corintios; en pocos pasos retrocedemos dieciocho siglos, del
modernismo a la época flavia. Un duro contraste que testimonia, una vez más, la
superposición de culturas en una ciudad bimilenaria. Pero no hay que dejarse
engañar; la mayoría de las columnas y capiteles son reproducciones modernas
–hasta hace poco tiempo asomaban por arriba las delatoras ferrallas del
hormigón armado–;si se observa bien, sólo hay tres capiteles erosionados,
certificado de su autenticidad. Pese a ello, la imagen del reconstruido templo
constituye una escenografía de lujo, a la que confieren aspecto de románticas
ruinas los vestigios arqueológicos diseminados por el suelo y los sillares,
teñidos de verdina, de la cimentación. Desentona en cambio la ecléctica
vecindad de las Casas Consistoriales, un edificio fuera de contexto inaugurado
en 1985.
Desde la
acera opuesta, contemplemos ahora, en sentido ascendente, los edificios más
notables del lado de los impares. La casa número 11, de acento regionalista,
llama la atención por los decorados azulejos que ciegan arcos y dinteles sobre
los balcones, y es obra de Adolfo Castiñeyra, al igual que el edificio que
forma esquina con García Lovera
y tiene entrada por el número 7 de esta calle, de 1912, en el que destaca su esquina en chaflán
con vistosa balconada. Cerca ya de la plaza de las Tendillas, ofrece interés la
casa número 17, construída por el arquitecto Félix Hernández
Giménez, fechada ya en 1928.
Distingue
también a la calle Claudio Marcelo el ornato de los naranjos, que en número de
ochenta flanquean las aceras; por encima de sus verdes copas se ven surgir las
yeserías modernistas con motivos vegetales que embellecen algunas fachadas,
como si la arquitectura imitase a la naturaleza o viceversa.
Destronada
de su hegemonía comercial a medida que fue languideciendo el mercado de la
Corredera, negocios tradicionales conviven con otros renovados y con locales
comerciales que ofertan su traspaso. Claudio Marcelo no se rinde y mantiene la
paradoja de ser una calle Nueva con más de un siglo.
Textos: Francisco Solano Márquez
Diario CÓRDOBA
Córdoba, 2003
ENHORABUENA, JOSE CARLOS.-
ResponderEliminarMuchas gracias
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