domingo, 20 de mayo de 2018

Rincones de Córdoba con encanto, 63 Fachada Monumental


Fachada Monumental / Una imagen que pervive en el tiempo
La terraza almenada de la Calahorra regala la mejor vista del conjunto monumental de Córdoba, una panorámica clásica e invariable dominada por la mole de la antigua Mezquita, sobre la que se eleva vigilante la torre renacentista, más clara y radiante tras su última restauración. Entre la Catedral y la silueta herreriana del antiguo Palacio Episcopal, se clava en el cielo el abrumador triunfo barroco de San Rafael, con la renacentista Puerta del Puente arrodillada a sus pies. El viejo Seminario y las torres del Alcázar despuntando sobre los verdes brochazos de la arboleda completan la postal por poniente.
Por la derecha, blanquea el casco antiguo extendido sobre la llanura, mientras las torres de las iglesias echan un pulso en altura a los metálicos esqueletos de las grúas, gigantescos bisturíes que someten a la ciudad a una cirugía renovadora. Entre las ocres pinceladas de las iglesias sobresale la cúpula colosal de Santa Victoria, capaz de tutear desde esta distancia al mismísimo crucero catedralicio. Aquí debió percibir el poeta Juan Bernier ese “amarillo perfil de arquitectura / de cúpulas y torres coronado” que acuñó en su bello soneto dedicado a Córdoba. En el horizonte, la barrera de la cercana Sierra es como un turbante ceñido sobre la clara frente de la ciudad.
La panorámica monumental admite innumerables variantes según el punto de observación. Así por ejemplo, desde la ribereña avenida dedicada al Obispo Fray Albino se enriquece con la incorporación del Puente Romano y de la Calahorra. Por la noche, los reflectores convierten en oro las viejas piedras del conjunto monumental, que flota en la oscuridad como un sueño irreal en el que parece materializarse el anhelante verso de Antonio Gala: “Resucitar, resucitar y verte / oh nativa ciudad de la belleza”.
Esta clásica vista meridional de Córdoba –síntesis de todos sus encantos monumentales– fue la fachada principal de la ciudad hasta que, a mediados del siglo XIX, el ferrocarril desplazó la urbe hacia el norte, como tan certeramente señala el profesor Villar Movellán: “El ferrocarril y la tensión urbanística introducida con su ventajosa presencia hizo volcar la atención de la ciudad hacia la terraza superior del gran río y de este modo, lo que había sido de siempre el rostro de Córdoba se convirtió en la espalda”. Cuantos artistas plasmaron a través de los siglos la imagen de Córdoba se situaron al sur, en los alcores del Campo de la Verdad, desde donde conseguían captar la fachada monumental de la vieja ciudad amurallada.
El viajero que desee conocer la curiosa evolución de esta imagen urbana de Córdoba en pinturas, dibujos, grabados y litografías deberá consultar el admirable estudio de Francisco Cosano Moyano Iconografía de Córdoba. La más antigua y detallada panorámica de la ciudad fue dibujada en 1567 por el artista flamenco Anton Van den Wyngaerde, por encargo de Felipe II. En la misma época Joris Hoefnagel realiza otra panorámica de Córdoba en grabado calcográfico –que en 1572 ilustrará un tomo de la obra Civitatis Orbis Terrarum–, repetidamente copiado hasta el siglo XVIII por editores y grabadores, entre ellos Juan Fernando Palomino, ilustrador de El Atlante Español, de Espinalt, a quien se deben las versiones más divulgadas.
Grabados con la vista panorámica de Córdoba ilustrarán también los libros de los viajeros románticos; así, el francés Liger la dibuja para el Voyage Pittoresque et Historique de l’Espagne, de Laborde, y el reputado artista inglés David Roberts plasmó una bellísima vista, recogida en Picturesques sketches in Spains (1837). A lo largo del siglo XIX insisten en el mismo tema Asselineau, Saunier, Gaucherel, Chapuy, Vallejo, Puttner, Whympia y, sobre todo, José Francisco Parcerisa, que en el tomo octavo de Recuerdos y bellezas de España, de Pedro de Madrazo (1855), ha dejado la mejor colección de litografías existente sobre la Córdoba monumental.
Con la invención de la fotografía, postaleros como Señán y Garzón escogen similares puntos de vista para plasmar la panorámica de Córdoba en sus postales sepia, algunas de doble longitud –claro anticipo del cinemascope– para abarcar una más extensa panorámica. La iluminación nocturna proporciona renovados matices al conjunto monumental. La penúltima versión fotográfica de esta fachada monumental, publicada por el diario Córdoba en el año 2000 y realizada por Rafael Becerra, es frecuente verla enmarcada en viviendas, bares y oficinas.

Textos: Francisco Solano Márquez
Diario CÓRDOBA
Córdoba, 2003































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